Este majestuoso pino canario formó parte de un bosque que fue aprovechado, poco a poco,por los habitantes de la isla.La llegada del gas butano en los años 60 del Siglo XX pone fin a la última crisis de importantes campañas de repoblación forestal por par del Cabildo de Gran Canaria.

 

Cuentan los vecinos que gracias a la insistencia del guarda de aquellos años consiguió salvar la vida del hacha de los leñadores.

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Lo que fuera una pequeña herida, practicada en 1863 para hacer un aprovechamiento o catar el volumen de su tea, fue ampliandose poco a poco con las extracciones y el fuego, hasta que, tras sobrevivir a varios incendios, cayó desplomado en la madrugada del 30 de octubre de 2008 con 550 años.